Si hay algo que agradecer al polen es que hace posible el crecimiento y fortalecimiento de las plantas en todo el planeta, pero puede convertirse en una verdadera pesadilla para aquellas personas alérgicas. Esparcido por insectos o por el viento, el polen llega hasta los humanos y los síntomas pueden ser diferentes para cada uno y variar en su intensidad dependiendo del tipo de polen y el momento de su aparición.
Existen en el mundo no menos de 20 tipos diferentes de polen, cuando es respirado por un ser humano este libera proteínas hidrosolubles que, por lo general, suelen ser inofensivas, pero algunos sistemas inmunes pueden reconocerlo como agente nocivo, produciendo así la reacción alérgica. Los síntomas frecuentes que se experimentan van desde picor o lagrimeo de los ojos, picor de garganta, secreción nasal, estornudos, congestión nasal y sibilancia en aquellas personas asmáticas desencadenando ataques de tos.
Síntomas de la fiebre de heno
Algunas personas pueden confundir la alergia al polen con la fiebre de heno, y es entendible, ya que sus síntomas aparecen en una temporada de polen específica y son las típicas a una alergia regular. La fiebre de heno, a nivel médico, es tratada como una rinitis alérgica estacional, lo que supone una inflamación de la membrana mucosa del interior de la nariz, y aunque contrario a lo que su nombre indica, no produce fiebre, pero si una sintomatología que puede llegar a ser bastante compleja de tratar si no se tienen los cuidados suficientes.
Se ha demostrado que los niños que manifiestan fiebre de heno pueden verse afectados en su aprendizaje y los adultos en su productividad, ya que suelen manifestar sueño interrumpido, sufrir de fatiga y son propensos a desarrollar infecciones en los senos nasales.
Cuándo empiezan las alergias al polen
Las alergias al polen, también son conocidas como alergias estacionales, por el hecho de que cada tipo de polen tiene una estación en la que es más potente. Siguiendo el orden del calendario pudiéramos identificarlas de este modo:
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Primavera: Es común que en esta estación se presenten las alergias relacionadas con el polen que expelen los árboles – como el cedro, arce, pino, entre otros, así como las hierbas y malezas.
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Verano: Los principales desencadenantes de las alergias de verano son el polen de la hierba, y las esporas de los hongos. Asimismo, el clima caluroso y húmedo también crea el ambiente ideal para el origen del moho que contribuye a esta alergia estacional.
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Otoño: El polen de las malas hierbas en esta época del año puede ser realmente peligroso para algunas personas. El moho en otoño puede crecer tanto en la tierra húmeda como en las hojas caídas y también representa un problema. Los ácaros de polvo, por último, constituyen el tercer factor más común de alergias en esta temporada.
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Invierno: Durante el invierno, solemos pasar más tiempo en casa debido a las bajas temperaturas, por lo que es recurrente que se desencadenen alergias a causa del moho, los ácaros del polvo, las mascotas y los árboles de Navidad.
Tratamiento para las alergias al polen y la fiebre del heno
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1. Realizar una prueba
Una muy buena forma de atacar el problema de raíz es saber específicamente a qué tipo de polen se es alérgico. Al acudir a un médico especializado, alergólogos e inmunólogos, podrían realizar las pruebas necesarias para identificar los agentes que te hacen daño. Tener este conocimiento será muy útil para saber en qué época del año se debe tomar medicamentos y evitar el aire libre.
Al realizar este tipo de evaluación es usual descubrir ciertas alergias a alimentos que están vinculados con el polen que emerge de las plantas de donde vienen. Un buen ejemplo de esto está en las personas alérgicas al polen del abedul, ya que es frecuente que también sean alérgicas a las manzanas crudas o a las avellanas, dado que el polen de los abedules es similar a las proteínas presentes en estos frutos.
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2. Hacer del hogar una fortaleza
Si conoces los agentes que te generan la alergia y estos provienen del exterior, lo más recomendable es que te mantengas en casa todo el tiempo que sea posible, conservando las ventanas cerradas. Otro factor importante es que el polen de la hierba circula principalmente por la mañana, así que permanecer en casa por la mañana es una buena idea. Si tienes hierba en tu casa, evita cortarla tú mismo o si debes hacerlo, utiliza una mascarilla.
Cuando los niveles de alergia son altos o se vive en una zona rodeada de polen, es recomendable considerar la adquisición de un purificador de aire que ayude a reducir los agentes alergénicos en tu casa. En la actualidad existen filtros específicos para estos dispositivos que son realmente efectivos en medir y nivelar la pureza del aire que respiras, reduciendo las posibilidades de presentar los fastidiosos síntomas.
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3. Mantente aseado
Ya que las partículas de polen pueden ser tan minúsculas que no las podemos ver con claridad, y estas suelen pegarse a la ropa, la piel y el pelo con particular facilidad, después de un día al aire libre se aconseja ducharse antes de dormir para tener un buen descanso libre alergias, así como lavarse las manos con frecuencia también puede ser muy beneficioso.
Al mismo tiempo, quitarse la ropa apenas se entra a casa te ayudará a reducir la cantidad de polen en el interior. Dentro de las medicinas que son utilizadas para combatir los síntomas por alergia, el uso de la vaselina ha cobrado cierta popularidad, ya que al aplicarla cerca de las fosas nasales genera cierta barrera protectora que impide que el polen entre por completo a tu organismo, es económica y fácil de usar por si deseas intentarlo.
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4. Limpieza de pisos, muebles y camas
Tener la casa limpia puede ser uno de los factores determinantes para reducir los niveles de alergia en cualquier estación del año. Utilizar con regularidad la aspiradora y limpiar las superficies con paños húmedos ayudará a reducir la cantidad de polen, polvo y moho que pueda encontrarse en tu casa. Cambiar las sabanas de tu cama periódicamente y limpiar a profundidad los muebles es vital para completar un buen esquema de limpieza que te libere de malestares estacionales.
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5. Seguir tratamiento para alergias
Si ya has acudido a un doctor especializado y tienes prescrito un tratamiento para afrontar las temporadas de alergia, es importante que sigas las indicaciones de tu médico para que tu sistema inmunológico no se vea afectado. Es importante tener en cuenta que los tratamientos son beneficiosos para controlar los síntomas de la alergia, pero estos no pueden curarla. Recientemente, la inmunoterapia ha mostrado resultados efectivos en mantener a raya las alergias a largo plazo, pero toma varios años en completarse.