¿Te has preguntado alguna vez cómo ha sido el viaje en el tiempo de los aires acondicionados?
Un poco de historia que nunca está de más
El diseño es una cosa seria. Comenzar nuestro artículo así parece abrupto, pero es que en buena medida resume este tema: Aires acondicionados antes y ahora. Los seres humanos tenemos un tiempo bastante largo intentando adaptarnos al ambiente y sobreviviendo a sus designios (el ambiente hace lo mismo con nosotros). Desde los egipcios, el hombre buscó enfriar los espacios para no morir de calor; lo lograba dejando enfriar las piedras y generando un mecanismo de refrigeración con ellas.
Muchos siglos más tarde, el ventilador fue nuestra primera arma de defensa ante el calor: Vaya que sigue funcionando de vez en cuando.
Los aires acondicionados más antiguos
En 1922, Willis Carrier quiso evitar que las revistas de la empresa de litografía donde trabajaba se arrugaran por la humedad y creó (parará –introduzca fanfarrias-): El climatizador que por un buen tiempo fue el aliado de la refrigeración.
Pero como los seres humanos siempre queremos más y la mayor parte del tiempo, lo hemos conseguido, en 1958, Panasonic lanza el primer aire acondicionado. Hablamos de un equipo más compacto que lo que se había visto hasta ahora, con un diseño –por supuesto- revolucionario, pero bastante sonoro y algo grande. Este período se caracterizó por una tecnología bastante centralizada en el sector industrial; es por ello que los grandes aparatos no eran una molestia para la gente, pero sí una necesidad.
¿Y qué hace el hombre cuando necesita algo? Pues, lo inventa y así fue el asunto.
Continuamos desarrollando nuevos diseños de aires acondicionados y comenzamos a apuntar varias premisas que nos interesaba desaparecer:
- ¿Mucho ruido? Mm… vamos a bajarlo.
- ¿Mucho tamaño? Pues, vamos a empequeñecerlos.
- ¿Mucho aire congelado? Creemos, entonces, algún mecanismo para regularlo.
Pero (porque siempre hay un pero): Todo está muy bien, contamos con equipos nuevos, compactos, más funcionales, ¿pero cuál es la consecuencia de la voracidad del avance?
¡Ajá! Planeta Tierra again.
Los de ahora
La creación masiva de aires acondicionados acentuó considerablemente los problemas de calentamiento global al expandirse el consumo energético y esto a su vez generó más calor que a su vez generó más aires acondicionados y en fin: La vuelta al mundo en 80 días. Un ciclo de no acabar.
En este sentido, muchos diseñadores e investigadores han ido, progresivamente, hallando las formas de “descongestionar” la carga contaminante mediante un proceso de creación de refrigerantes amables con el medio ambiente y propuestas de diseño que consuman menos energía. Este, sin dudas, es un trabajo que continúa en ascenso y aunque el consumo de energía por aires acondicionados sigue siendo alto, se están generando las alternativas de cambio.
Sobre los equipos que hay ahora: Hallamos consolas más ligeras, con más opciones de ventilación en el enfriamiento, diseños amplios según las necesidades del espacio (dimensiones variadas según sea el caso: aires domésticos o industriales por ejemplo). Los equipos tienen más opciones de ajustes. En fin, ha habido una evolución notoria y significativa que hace que tengamos la posibilidad de escoger según el lugar donde vivamos.
A propósito de la ayuda de estos aparatos
Los de antes y los de ahora, son equipos que, sin dudas, llegaron para cambiar mucho de los ambientes a los que estábamos “acostumbrados” y entrecomillamos la palabra porque, ciertamente, los aires acondicionados han sido un factor de ayuda en lugares de extremo o mediano calor; es decir que tan acostumbrados no estábamos. Muchas enfermedades se han evitado y muchos desmayos también, que de esto no quepa la menor duda.
Restaurantes, hospitales y salas de teatro
Sí, los de antes y los de ahora han sido una herramienta altamente beneficiosa y actualmente, necesaria, sobre todo en lugares como los mencionados en el subtítulo: Cómo cambia el ambiente de un restaurante con un buen equipo de aire acondicionado, ¿no es cierto? Cómo ayuda a aplacar el calor de la masa, un aire acondicionado en una sala de teatro, sobre todo en aquellas donde entran tantas personas; pero (y detengámonos en esto) cómo se puede salvar una vida con un aire acondicionado en el quirófano de un hospital, ¿no es así?.
Lo cierto es que este aparato, en su proceso evolutivo, nos ha ofrecido muchísimas ventajas y ha sido un aporte importantísimo en el área de diseño y climatización. Dejar de mirarlo, sería ignorar incluso los salones de biología donde muchas nuevas cosas han sido descubiertas y se ha podido preservar la materia de estudio por un espacio bien refrigerado. Decirlo así parece rebuscado, pero la verdad es que los equipos de aire acondicionado nos han acompañado a lo largo de la historia desde lo más pequeño hasta lo más significativo.
Sobre el futuro
¿Qué vendrá? Pues, no lo sabemos. Sin embargo, el diseño apunta a que las cosas serán cada vez más pequeñas y, en efecto, con los aires acondicionados no ha sido la excepción. Estos equipos se han reducido en tamaño con los años y su funcionamiento ha sido cada vez más eficiente (sin mencionar el caso particular de la reducción de ruido: Esto ha sido una maravilla); desde este lugar, no será raro que nos encontremos más adelante con equipos diminutos de una potencia increíble o de pronto con equipos más grandes con múltiples opciones en una. Quién sabe.
Por lo pronto, lo ideal es apuntar a buenos aparatos, de excelente calidad, apostar por un mantenimiento continuo, por una limpieza segura, por una seguridad en casa para un buen funcionamiento y por qué no: Darle la posibilidad a los nuevos refrigerantes que ofrecen opciones más eco. Podremos seguir disfrutando del buen funcionamiento de nuestro aire acondicionado, mientras permitimos que la naturaleza tome un merecido respiro. Tal cual nosotros, cuando decidimos dejar enfriar las piedras para refrescarnos un poco, ¿no?
Los aires acondicionados de antes y los de ahora son una buena ventana en materia de diseño para observar la evolución de la tecnología con el paso de los años. Da vértigo la velocidad de los cambios. Ciertamente, el ser humano es fugaz.
©Mejoraire | Sara Azócar Azpiri